La marquesa que mutiló el cadáver de su hija.
El 30 de enero de 1954, el hijo de la marquesa de Villasante, Luis
Shelly, denunció ante el juzgado de Madrid a su madre, por su proceder
un tanto inquietante ante la muerte de su hermana Margot. La marquesa
tenía la extraña afición de diseccionar animales de todo tipo, y el
muchacho encontró parte del material quirúrgico que utilizaba para ese
fin junto al lecho de muerte de su hermana, en concreto, unas tijeras y
unas pinzas. Cuando Margot murió, el 19 de enero, su madre prohibió la
entrada a la habitación al resto de los hermanos, que querían velarla,
y se encerró en ella junto al cadáver de su hija con la sola compañía
de su compañero sentimental, José María Bassols. Cuando por fin los
hermanos tuvieron acceso, el cadáver de Margot se encontraba ya en un
ataúd sellado para conducirla al cementerio. Una vez enterrada su
hermana, Luis revisó la habitación y encontró un cuchillo largo y
afilado y una tabla para cortar carne, por lo que sospechaba que el
cadáver de su hermana había sido mutilado. En el juzgado número 14 de
Madrid, el juez Aguado González, ordenó la investigación del caso.
Margarita Ruiz de Lihory, Marquesa de Villasante, siempre fue una mujer
muy peculiar. Se consideraba una gran amante de los animales, en su
casa tenía 17 perros, 3 gatos, 12 canarios y 2 tórtolas, pero su según
palabras de su hijo ante el juzgado ” los diseccionaba una vez
muertos, cortándoles la lengua, extirpándoles el corazón y
arrancándoles el pellejo, que después conservaba. En alguna ocasión,
decapitaba también a sus animales, conservando las cabezas“.
La policía registró la casa que la marquesa tenía en Madrid, en la calle Princesa en el barrio de Argüelles, aunque la familia vivía normalmente en el palacete de la Calle Mayor número 58 de la provincia de Albacete, donde murió Margot. Allí encontraron: ” UN HACHA pequeña de las llamadas de carnicero, con el mango de madera barnizada, con tres remaches dorados; UNA VASIJA, en forma de cubeta, toda ella de material plástico, la mitad inferior estriada, color blanco, la mitad superior transparente, con tapa color rojo y botón blanco y asa de alambre con manguito color rojo; esta vasija contiene, como puede comprobarse por la transparencia de su parte superior, UNA MANO DERECHA, al parecer de mujer, seccionada por la muñeca, estando el recipiente lleno de un líquido transparente…”
La policía registró la casa que la marquesa tenía en Madrid, en la calle Princesa en el barrio de Argüelles, aunque la familia vivía normalmente en el palacete de la Calle Mayor número 58 de la provincia de Albacete, donde murió Margot. Allí encontraron: ” UN HACHA pequeña de las llamadas de carnicero, con el mango de madera barnizada, con tres remaches dorados; UNA VASIJA, en forma de cubeta, toda ella de material plástico, la mitad inferior estriada, color blanco, la mitad superior transparente, con tapa color rojo y botón blanco y asa de alambre con manguito color rojo; esta vasija contiene, como puede comprobarse por la transparencia de su parte superior, UNA MANO DERECHA, al parecer de mujer, seccionada por la muñeca, estando el recipiente lleno de un líquido transparente…”
Tras estos descubrimientos, el juez ordenó la exhumación del cadáver.
Al examinar el cuerpo de Margot descubrieron que, además de la mano
derecha, le habían amputado parte de la lengua, extraído los ojos de las
cuencas y recortado el vello púbico. Volvieron a registrar la casa,
encontrando los ojos y la lengua de la joven junto con restos de
vísceras de animales.
La casa de Albacete de la marquesa era muy famosa, los niños la conocían como “la casa de los fantasmas” y se comentaba que en los sótanos se realizaban extraños experimentos. Cuando la policía registró esta casa no encontró ningún sótano, pero la leyenda de que allí había un laboratorio secreto siguió circulando. Incluso hablaban de dos hombres vestidos de negro, que ocultaban sus caras, que fueron vistos entrando y saliendo de la casa.
La gente hablaba de unos “médicos nórdicos”, que estuvieron viviendo en aquella casa con el consentimiento de la marquesa. Decían que tenían que ver con un caso extraño de avistamientos de ovnis que se hizo famoso en aquella década, el posible contacto con seres venidos del planeta Ummo. Posteriormente se llegó a especular con que estos dos hombres de negro procedían de ese planeta imaginario y este fue su primer contacto con la tierra. Pero de este tema ya hablaremos en otro momento.
La casa de Albacete de la marquesa era muy famosa, los niños la conocían como “la casa de los fantasmas” y se comentaba que en los sótanos se realizaban extraños experimentos. Cuando la policía registró esta casa no encontró ningún sótano, pero la leyenda de que allí había un laboratorio secreto siguió circulando. Incluso hablaban de dos hombres vestidos de negro, que ocultaban sus caras, que fueron vistos entrando y saliendo de la casa.
La gente hablaba de unos “médicos nórdicos”, que estuvieron viviendo en aquella casa con el consentimiento de la marquesa. Decían que tenían que ver con un caso extraño de avistamientos de ovnis que se hizo famoso en aquella década, el posible contacto con seres venidos del planeta Ummo. Posteriormente se llegó a especular con que estos dos hombres de negro procedían de ese planeta imaginario y este fue su primer contacto con la tierra. Pero de este tema ya hablaremos en otro momento.
Otra hipótesis era que los supuestos médicos nórdicos, invitados por la
marquesa cuando Margot enfermó, serían alemanes, miembros del Reich
que utilizaban la casa para realizar experimentos. El pasado como espía
de Margarita Ruíz no era ningún misterio. Estos dos científicos nazis
huirían de Alemania durante los juicios de Nuremberg, y seguirían con
sus experimentos en casa de la marquesa, tal vez de un arma química.
La historia de esta extraña mujer es muy poco común. Margarita Ruíz de Lihory y de la Bastida, marquesa de Villasante, baronesa de Alcahail, duquesa de Valdeáguilas y vizcondesa de la Mosquera, nació en Valencia a finales del siglo XIX, probablemente el 1889. Con 17 años se casó con Ricardo Shelly, con el que tuvo cuatro hijos. Se licenció en derecho en sólo dos años y estudió además enfermería e idiomas. Sirvió como espía para Miguel Primo de Rivera cuando había problemas con Marruecos, por lo que fue nombrada capitán honorario de las tropas en África por sus méritos. Posteriormente se dedicaría a ser pintora, bailarina, periodista, actriz y pianista.
La historia de esta extraña mujer es muy poco común. Margarita Ruíz de Lihory y de la Bastida, marquesa de Villasante, baronesa de Alcahail, duquesa de Valdeáguilas y vizcondesa de la Mosquera, nació en Valencia a finales del siglo XIX, probablemente el 1889. Con 17 años se casó con Ricardo Shelly, con el que tuvo cuatro hijos. Se licenció en derecho en sólo dos años y estudió además enfermería e idiomas. Sirvió como espía para Miguel Primo de Rivera cuando había problemas con Marruecos, por lo que fue nombrada capitán honorario de las tropas en África por sus méritos. Posteriormente se dedicaría a ser pintora, bailarina, periodista, actriz y pianista.
Nunca quiso confesar por qué motivo mutiló el cadáver de su hija, pero
tanto ella como su compañero fueron condenados por delito de
profanación de cadáver y atentado contra la salud pública. En ese
momento se supo que los títulos de marquesa de Villasante y baronesa de
Alcahail no le correspondían a ella, sino a su hermana mayor, Soledad.
Para su macabra costumbre de descuartizar animales, existía una hipótesis, y ésta era que la marquesa los utilizaba para introducir en España joyas, diamantes y documentos secretos, tráfico al que se dedicaba, elementos que introduciría en el estómago de los animales vivos, para luego recuperarlos en su casa. Pór qué motivo conservaba partes de estos animales, nunca se supo, como tampoco se supo el motivo por el que mutiló a su hija. Debemos suponer que la marquesa tenía unas aficiones poco comunes de bastante mal gusto. No hubo juicio pero pasó 10 años en el psiquiátrico de Carabanchel.
Para su macabra costumbre de descuartizar animales, existía una hipótesis, y ésta era que la marquesa los utilizaba para introducir en España joyas, diamantes y documentos secretos, tráfico al que se dedicaba, elementos que introduciría en el estómago de los animales vivos, para luego recuperarlos en su casa. Pór qué motivo conservaba partes de estos animales, nunca se supo, como tampoco se supo el motivo por el que mutiló a su hija. Debemos suponer que la marquesa tenía unas aficiones poco comunes de bastante mal gusto. No hubo juicio pero pasó 10 años en el psiquiátrico de Carabanchel.
Otra hipótesis sería que Margot enfermó al tocar, con su mano derecha,
algo con lo que estaban experimentando los científicos alemanes, que
entró en contacto con las mucosas provocando su enfermedad. Por ese
motivo se amputó la mano y se extrajeron los ojos y la lengua. Margot
se sabe que murió de una variante de leucemia. ¿Tal vez una leucemia
química?. ¿O un virus extraterrestre traído por los hombres de negro?.
Margarita Ruíz se llevó el secreto con ella a la tumba. Murió en la miseria en su casa de Albacete, el 15 de mayo de 1968, está enterrada en el cementerio de Nuestra Señora de los Llanos, de esa misma ciudad. El mismo cementerio donde enterraron a su hija Margot.
Margarita Ruíz se llevó el secreto con ella a la tumba. Murió en la miseria en su casa de Albacete, el 15 de mayo de 1968, está enterrada en el cementerio de Nuestra Señora de los Llanos, de esa misma ciudad. El mismo cementerio donde enterraron a su hija Margot.
En su momento, los hechos fueron publicados en un diario experto en
crímenes y cosas macabras de la España profunda, “El Caso” (mi abuela
era fan de esta publicación), en las páginas centrales, dedicadas a los
crímenes más famosos del momento, pero recibieron amenazas y dejó de
escribirse sobre el tema. La marquesa era tenida en mucha estima por su
colaboración en África, y hay temas sobre los que es mejor callar.
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